miércoles, 10 de septiembre de 2014

Semana Mundial de la Lactancia Materna

Hace un mes fue la Semana Mundial de la Lactancia Materna (1-7 agosto).

Diréis qué raro, que una mujer que no ha sido madre y no sabe cómo se siente una mujer cuando un niño -su propio hijo- se alimenta de ella, celebre este día. Pero he de decir que todos estos temas me gustan y me interesan por lo que representa.

En un Mundo en lo que todo lo que comemos lleva colorantes, conservantes, hormonas, potenciadores del sabor, aceites de mil tipos, destruyen campos y aniquilan especies enteras de animales para luego inventar nuevos tipos de plantas, frutos y demás productos transgénicos y criar a los animales en cautividad, pues pienso que hay que celebrar algo que jamás deberíamos haber perdido: LA NATURALIDAD.


Es curioso lo poco que sabemos sobre alimentación cuando llevamos toda la vida subsistiendo gracias a ello. Es algo tan natural que, cuando llega el momento de encargarnos de alimentar a otro ser vivo, vengan a nosotros cientos de dudas las cuales anhelamos lluevan soluciones del cielo: buscamos en libros e internet, preguntamos a amigos, familiares, mayores, expertos en materia, anuncios en revistas, televisión y etiquetas de los productos.

Resulta que no es tan simple: cuando en la antigüedad con la leche materna y lo que tenían en casa era suficiente. Y de repente nos encontramos con tantos productos en los mercados unidos a las palabras de los más y mejores expertos en materia, juntado al ansia de necesitar darle lo mejor a nuestros hijos, sumado a las opiniones de otras madres que han probado otros métodos y productos y les han dado buenos resultados. Todo es bueno, nada es malo…entonces, ¿da igual lo que le des? ¿Por qué dicen que esto es mejor si la otra le ha dado otra cosa y le ha funcionado?

Estaba haciendo un trabajo de clase sobre el libro "Mi niño no me come" de Carlos González -sí, un libro de esos miles de autores, en mi opinión: menos malo que otros- hace unos meses, y pregunté a mi madre cómo nos alimentaba a los 8 hermanos que somos y si nos obligaba a comer cuando no queríamos. Os dejo esa parte de mi trabajo sobre la alimentación. Las palabras de mi madre:

Nunca os he obligado a comer, luego lo cogíais con más ganas”. Sobre si nos daba potitos… nos hemos criado en medio del campo (plantaciones de verduras, árboles frutales, etc…) con mis abuelos y mi madre:“no, para desayunar vuestra abuela os preparaba maicena o cogía las verduras del campo y las comíais crudas, las preferíais así y a mí me daba igual porque os sentaban bien, nunca me preocupé por eso y como la abuela os dejaba, ella era partidaria de todo lo natural es mejor”.
Me afirmó que preferíamos comer la fruta y verdura cruda y natural, sin triturar ni hervir. Luego lo comparó negativamente con el caso de mi prima, a la que siempre he conocido obesa: su abuela la obligaba a comer, sin atender a críticas de la demás familia que veía cómo sufría la niña. Mi prima tiene 27 años y pesará más de 100kg. Mi madre fue testigo varias veces en casa de mi tía cómo la abuela le obligaba a ingerir un primer plato, un segundo plato y hasta dos postres, sin atender a los lloros, vómitos y súplicas de la niña.
La verdad es que me dejó con muy mal cuerpo, al comparar cómo hemos sido criados en mi familia: todo natural en medio del campo y todo el día a la intemperie de un lado a otro, y mi prima: obligada desde bebé a comer y sobreprotegida en casa.

El tema de la lactancia también le pregunté. De ocho hermanos, hasta el séptimo estuvimos mamando hasta los 1-2-3 años. ¿Biberones? ¿Qué es eso? Mi madre nunca se preguntó si estaba bien o mal, y al estar en el campo no tenía a nadie que le dijera lo que tenía que hacer, y el pediatra lo veía normal cuando nos llevaba. Así que cuando dejábamos de mamar era por voluntad propia.
Mi hermana pequeña mamó hasta los 6 años. La gente le decía a mi madre que estaba mal (ya vivíamos en el centro por el colegio) y ella pasaba de los comentarios porque el mismo pediatra le decía que si subía la leche, que siguiera dándole, que eso era lo natural. Y al final ocurrió lo que el pediatra le confirmó que pasaría, al igual que sus otros 7 hijos: la niña decidiría cuándo dejaría de querer pecho. Y fue a los 6 años. Quizás si ese pediatra le hubiera dicho que era malo, mi madre le hubiera ignorado, o si le hubiera hecho caso, habría sido muy distinto y quizás pensara que eso era realmente malo. Pero tuvo suerte de dar con alguien que no se guió por libros de opinión, sino por la misma naturaleza: si sigue habiendo leche, es que puede seguir alimentando.

- Tengo una imagen de mi hermana, con 5 años, volver de preescolar y nada más llegar a casa levantarle la camiseta a mi madre, sacarle el pecho y ponerse a mamar. También en el patio de casa tomando el sol, mi hermana sobre los brazos de mi madre, con sus 6 años, mamando.

Es interesante cómo cuánto menos lees y menos preguntas y haces caso a los de alrededor, cuanto más natural sea todo porque una cree que es lo mejor y haciendo más caso al niño: más fácil es todo. Me alegré de haber preguntado sobre el tema de nuestra alimentación a mi madre, y lo feliz que me hizo saber que no corrió a la desesperada, como tantas otras madres, a informarse y hacer caso de “expertos”. Eligió guiarse por lo más sabio: su instinto primario, el respeto por nuestra opinión ya desde bebés y lo proporcionado por la naturaleza.

Os expongo las ideas principales de uno de los capítulos del libro de Carlos González: Mi niño no me come, por si hay alguna madre interesada o preocupada porque su hijo pierde peso, no come o no sabe si darle el pecho, recomiendo leer el libro:

  • Un recién nacido puede perder 200g en los 2-3 primeros días y recuperarlos después.
  • Muchas madres esperan que su hijo coma más del doble de lo que comen habitualmente.
  • Las 3 defensas del niño: 1) cerrar la boca y girar la cabeza. 2) Abrir la boca y dejar que le metan lo que sea y hacer una bola. 3) Llorar y vomitar.
  • Si el bebé llora al poco de mamar puede ser porque le obligan y no quiere, o debido a una alergia.
  • Si se le obliga a mamar, puede llegar a coger manía a hacerlo.
  • Un bebé alérgico a la lactosa: algunas proteínas de a leche de vaca pueden aparecer en la leche materna (así como otros productos que ingiera la madre y el bebé sea alérgico). La madre ha de dejar de ingerir esos alimentos y sus derivados y seguir dándole el pecho el máximo tiempo posible (2 ó más años) de ser comprobada la alergia.
  • Hay "expertos" que aconsejan suprimir la leche de vaca de la dieta de la madre sin apenas motivo, sin saber si afecta o no al niño (como la que se deshace del gato al quedarse embarazada “por si acaso”).
  • Un niño de 13 meses puede necesitar unas 900kcal diarias. Conviene que los mayores de 1 año no tomen más de 500ml de leche al día y habrían de dejar el biberón.
  • Hay madres que creen que sus hijos no comen porque rechazan las papillas y quizás estén tomando otras cosas equivalentes o mejores, y tampoco saben el contenido calórico de lo que ingieren, recurriendo a alguna chuchería y chocolate en casos que creen que sus hijos no comen.
  • Para que el niño tome alimentos sanos hay que limitar a comer las chucherías ocasionalmente, así como lácteos y derivados a ½ litro diario (1 año).
  • Todos los animales comen lo que necesitan.
  • Los niños eligen su dieta desde que nacen. En unos meses son capaces de elegir por sí mismos una dieta adecuada.

Hablaré más sobre el pediatra Carlos González, ya que aunque nuestra profesora nos hizo hacer varios trabajos sobre algunos capítulos de dos de sus libros (Mi niño no me come y Bésame Mucho), terminé de leérmelos y también me puse a investigar y ver algunas de las muchas entrevistas que hay en internet. Tiene cosas que me gustan, y otras que no. Como todo: es criticable.
También tendré que leer más libros para poder contrastar opiniones de diversos autores.
 
Tengo una ligera idea de cómo me gustaría criar a mis hijos en un futuro (que me gustaría) y de lo diferente que será en una escuela amoldarse a diversas opiniones y estilos de crianza.
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