jueves, 18 de septiembre de 2014

Los niños buenos, los malos y los que no duermen

Hay un capítulo del libro "Bésame mucho" del pediatra Carlos González, que habla sobre cómo, depende del punto de vista del adulto, ven al niño bueno o malo.

A partir de ahí, los padres que buscan información para criar a sus hijos guiándose por las palabras de un experto, lo harán basándose en lo que opinen de ellos: si son inocentes y dependientes o si son unos viles manipuladores. Dependen de una convicción personal más que de un argumento racional.

Leen libros con orientaciones diferentes y/o incompatibles e intentan llevarlos simultáneamente a la práctica siguiendo las indicaciones de autores que son tan ambiguos que pueden entenderlo de cualquier manera porque no explicitan nada (por ejemplo:"hay que dejar a los niños llorar para que se desahoguen pero hay un punto que hay que pararles" -¿quién marca el límite? Depende el padre/madre será antes o después).

No se debería tachar al niño como el culpable de su comportamiento ya que lo más natural es que esté solicitando constantemente atención.

En cuanto a consolar a los niños que lloran, comenta Carlos González, que sólo la presión tras un lavado de cerebro consigue convencerlas de hacer lo contrario. Es decir: si se le coge en brazos está mal, cuando es totalmente lo normal.
 
En mi opinión es increíble el poder que tienen los denominados y autodenominados expertos (gracias a un título, un diploma o un excepcional don de palabra) en las mentes de los más inseguros.
Muchos padres y madres creen “no saben hacer algo”, y no se dan cuenta que es más la falta de seguridad de uno mismo para llevar a cabo lo que pretenden, lo que les gustaría o, simplemente, lo que le pide su cuerpo y mente que hagan.
Cuando alguien está desesperado porque cree que no sabe hacer algo y busca ayuda, se cree cualquier cosa que le digan porque, si tiene tantos seguidores por algo será.
Tendemos a buscar información incluso por simple curiosidad, para convertirnos a nosotros mismos en expertos en materia, puesto en la educación y crecimiento de nuestros hijos toda información es poca, cayendo sin querer en reiteradas ocasiones a venerar a esos guías expertos al encontrarnos con “casos parecidos” o temores a los cuales no sabrías cómo reaccionar, porque piensas que es la decisión acertada y la mejor manera de salir de esa situación. Así pues, con que haya dos cosas que digan que están bien y estás de acuerdo, lo acabas tomando todo porque, si ha acertado en dos, puede acertar en diez. Los padres no son tan ignorantes, pero los que escriben esos libros de autoayuda sí que son muy listos y saben por dónde tirar para captarles.
Foto extraída de: http://www.nidnid.com/sueno-de-bebe-bebe-y-sueno/
Uno de esos autores que me ponen los pelos de gallina y tiene seguidores impacientes porque sus niños aprendan a dormir desde el día que nacen (otros porque tras varios años de sueños interrumpidos buscan ayuda), que tienen miedo de no poder dormir por las noches sin respetar al niño y sus necesidades, es el Método Estivill (basado en el Método Ferber en norteamérica). En su libro "Duérmete niño" enseña a los padres a dormir a sus hijos y cambiando al bebé al poco tiempo de habitación a través de unas pautas controladas. Me parece un método que no es sano para el bebé, un ser totalmente dependiente que precisa de cuidados constantes para sobrevivir llamando contínuamente la atención.

En el libro de Rosa Jove: Dormir sin lágrimas, tenemos el caso contrario. Explica el sueño de los niños y se basa más en un respeto hacia ellos haciéndoles ver a sus padres que si sus hijos lloran, es totalmente normal y comprensible.
 
Comenta que en cada edad los humanos dormimos de manera distinta. Habla del sueño como un proceso evolutivo que se ajusta a las necesidades propias de cada uno y que no se le puede enseñar a un bebé a dormir puesto ya saben hacerlo desde antes de nacer.
 
Dormir es necesario para sobrevivir, es una necesidad; es por ello que la naturaleza nos provee para hacerlo desde antes del nacimiento. Desde que es un feto, el bebé tiene dos fases diferenciadas de sueño:
 
- Sueño activo: está profundamente dormido en fase REM.
- Sueño lento: diferentes fases de sueño, más o menos profundo.
 
Sobre el séptimo o décimo mes de vida ya aparecen todas las fases del sueño, pero es diferente al sueño de los adultos, que no se verá parecido hasta los 4 años de edad en los niños, los cuales todavía necesitan dormir más horas (por ejemplo: durmiendo la siesta).
Sobre los 5-6 años el sueño del niño es parecido al del adulto:
- Pueden aguantar sin dormir la siesta.
- Duermen únicamente por la noche.
- Duermen entre 8 y 10 horas.
 
Adultos y niños tienen despertares nocturnos. Los niños no controlan volverse a dormir como los adultos, pero llegarán a hacerlo (es en esos momentos cuando muchos lloran porque se ven solos). Y es que desde bebé no se puede determinar qué clase de sueño tendrá el adulto puesto va cambiando a medida que el niño va creciendo.
 
Lo que sacamos en claro, es que cada niño tiene un ritmo y unos padres. Unos respetarán sus ritmos y otros tendrán prisa para que aprendan antes y se acostumbren a lo que va a ser su vida desde el momento en que pisan el hogar donde van a tener que vivir durante años con los horarios de la familia.
 
Lo que encuentro ideal, sería que cada cual se guiara primero por su instinto. ¿Qué es lo que mi cuerpo y mente quiere que haga? ¿Qué me dice? Y luego poder coger prestados algunos consejos de unos de los muchos autores que han publicado sus métodos y opiniones. Todos tenemos dudas. Yo las tengo. Yo ni siquiera me había planteado estos temas hasta estudiar este curso, pero tengo claro que el día que sea madre voy a autodesinformarme para ser más crítica conmigo misma y evitaría compararlo todo con lo que me han enseñado, ya que cada cosa que aquí digo está condicionada por palabras de libros de texto, la opinión de varias profesoras y cada vez más publicaciones de pediatras y psicólogos. En cuanto a trabajar en una escuela, hay que adaptarse a las familias y a la escuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario